miércoles, 1 de julio de 2015

Nuevo asilado

Mucha mejor pinta que Pichi cuando llegó a casa. Y fuerte.
Hace 11 meses que recogimos a pichi, el avión común (Delichon urbicum) que por unas semanas fue un miembro más de la familia, creció con nosotros y finalmente partió a hacer su vida, y quién sabe si vuela por aquí después de pasar el invierno en África.
Pues bien, hoy de nuevo ha sido mi mujer la que se ha encontrado un pollo callejero. Esta vez, de gorrión común. Ya le tengo dicho, como a varios conocidos, que los pollos de gorrión son muy fiesteros y pronto se les ve vagabundear por la calle, aunque siempre cerca de setos, arbolitos o cualquier escondrijo que puedan permitirse alcanzar con sus torpes vuelos. A estos hay que dejarlos a su aire: sus padres no andan lejos y les ayudan en esos primeros días. Si no se acercan mucho al tráfico o los caza un gato tienen todas las posibilidades de convertirse en adultos. 

En el balcón de su residencia
Pero este pobrecillo esperaba en una avenida de asfalto sin más escondite que los bajos de los coches. Y de hecho, según me dice mi mujer, no ha hecho ni amago de escapar al acercarse a verlo de cerca e incluso al cogerlo con la mano ha permanecido impávido... tal pasividad no es normal y normalmente obedece a algún problema. No había ningún gorrión adulto a la vista ni han aparecido después de esperar un rato, así que ha sido adoptado.

Nada más llegar a casa me he acordado de él al oírlo "peleando" en su nueva residencia -una caja de zapatos con buena ventilación, agua potable y vistas exteriores- y me he acercado a verlo.

También conocido como La Vieja 'el Visillo: un rato cotilla...

Está perfecto y fuerte, despliega y bate las alas perfectamente, con las plumas casi totalmente formadas. De hecho me choca que aunque se suba a la mano él solo con fuerza y decisión y al simularle una caída, guarde perfectamente el equilibrio con las alas, no eche a volar bajo ningún concepto. Seguramente en cuanto salte 4 veces y descubra sus habilidades, esté preparado para dar empezar sus aventuras.

Come perfectamente de la mano, no ha habido que enseñarlo. Pero por lo demás es un pasota total, hay que obligarlo para que vuele un metro... me parece que este es un hippie del siglo XXI que vive y deja vivir, pashaaando de todo. Por esto: por pachorro -y por seguir la estirpe Pichi-, este asilado se llamará Pacho mientras viva en casa. 


Continuaremos informando.