sábado, 20 de junio de 2015

Tern's Poker


La foto es mala, lo sé; las puñeteras prisas es lo que tienen: como ya viene siendo costumbre, escapada a la hora de comer, bocadillo en mano, y disparo de fotos en ejecución sumaria.

Pero pienso que se ven muy bien las diferencias entre los 4 protagonistas. Para el que no tenga el ojo hecho, es -IMHO- una buena comparativa de tamaños, siluetas y poses; una pena que al de la izquierda le cortara el manazas del fotógrafo la larga y característica cola. También había en el juego comodines pero no cayeron en la mano: algunas pagazas piconegras patrullaban el aire pero no quisieron descansar y posar para la posteridad. Lástima, eso hubiera sido repóker. Y bueno, también andaba por allí un primo aún más oscuro que el "morenete", pero si se posa en el grupo además de la piconegra, hubiera sido un problemón: en póker no hay jugada para 6 cartas  ;)

Y aquí un trío, foto perpetrada con idéntica impericia. Pero en esta se aprecian mejor las patas y actitud al andar del "morenete", distintos de los "blanquitos". No puedo dejar de recomendar al que le guste este grupo y no controle (y a quien controle también, claro) que pase por la colonia de la marjal del moro: allí hay decenas de los 3 "pequeños" que aparecen en la primera la foto, tanto posados como en vuelo. Y a menudo algún primo extra que se acerca por allí. Buen lugar para hacerse el ojo a esta increíble familia. 

La inmensa mayoría de los que os asomáis por aquí sabéis perfectamente lo que son cada uno de ellos -aunque el verraco no es habitual ni mucho menos-. Pero he decidido editar la entrada para que no aparecan sus nombres y que sirva de quiz a quien quiera, ¿quién se atreve?

miércoles, 17 de junio de 2015

Camino sin salida


Uno ya está cansado de ciertas cosas. Cada vez que salgo al campo voy a ver qué marrón me encuentro, con el detector de humanadas en marcha. Porque si fueran animaladas volvería contento a casa. Y es que por cada una de cal te comes ocho de arena.

Si hace dos días colgaba una fotos de la vuelta -un suspiro más bien- por la Calderona más feliz que una perdiz, me callaba que también había visto un rincón convertido en vertedero, un camino lleno de los cartuchos que "recogen los cazadores" y al menos un par de fardatxos, tres erizos y una culebra convertidos en alfombras del asfalto. Pero lo que realmente me ha agriado la semana fue una escapada a la zona de la charca. Antes de llegar, de lejos, ya me pareció muy luminosa, acostumbrado como estoy a verla acurrucada entre la maraña de pinos que la rodean. Y efectívamente, si las cosas parecen ir mal, seguramente van mal. 
La charca da a una pequeña vaguada encerrada en el bosque. Un pequeño reducto de lujo porque ofrece un microclima especial donde incluso he constatado la cría de petirrojo, especie escasa por aquí como reproductor porque busca precisamente eso: umbrías algo frescas y húmedas. Los pinos en la vaguada se entremezclan con algún acebuche que seguramente "plantaron" los zorzales e incluso algún algarrobo, pero donde de verdad se ve la diferencia es en el sotobosque: la jara, los lentiscos, palmitos, espartos  y tomillos ceden protagonismo al mirto, la retama, el labiérnago, la zarzaparrilla, el romero... Abundan los nidos de torcaz y en menor medida de tórtola europea. También crian por aquí las currucas, mitos, carboneros garrapinos, herrerillos capuchinos, verdecillos jilgueros, mirlos, oropéndolas, petirrojo, papamoscas gris, agateador común, arrendajo y alguno que seguramente olvido.


Pues bien, buena parte de todo esto está borrado de un plumazo. Casi todos los pinos de la vaguada han sido talados y yacen en el bosque. Numerosos nidos en las copas, echados a perder. Los que hubiera en los matorrales aplastados, pues más de lo mismo. 

No tuve tiempo apenas para ver mucho, pero no le encuentro sentido: algún pino de porte medio y multitud de pinos poco más gruesos que un brazo: crecen apiñados, la competencia es dura y solo son capaces de subir buscando el sol, no queda tiempo ni energías para engordar. Además, a 50-60 metros del holocausto, veo de cuando en cuando algún pino cortado entre sus hermanos indemnes, como una lotería. No le veo el aprovechamiento forestal, pero es que además la vaguada está totalmente aislada por el bosque, imposible entrar ahí a por la leña con vehículo alguno de más porte que una bicicleta. Físicamente un camino sin salida.
Ni tampoco me entra en la cabeza si han sido los cazadores que tienen una espera en la zona: tienen a los cerdos muy castigados y abrir de esta manera el bosque es en mi humilde una invitación a no pasar por ahí y además ahora se ve la caseta de espera desde mucho más lejos.

En fin, no encuentro explicación, por mucho que le dé vueltas solo veo otro camino sin salida. Pero si la hubiera, lo que no tiene perdón es que haya tenido que ser ahora, con los nidos en plena producción. La verdad, ya no me sorprende nada. Pero jode.

Si averiguo algo, pues ya diré. Estoy indagando de quién es la zona, quién ha hecho la gracia y si se puede denunciar o algo, pero veo que no sirve de nada. Parece que legalmente también es un camino sin salida. 


martes, 16 de junio de 2015

Colores de la Calderona


Aunque solo tengo que salir del casco urbano de mi pueblo y dar un paseo por su zona oeste para pisar la Calderona, de nuevo ha sido el curro el que me ha llevado a ella y a cruzar su corazón por donde hacía al menos un par de años que no pasaba. Y meterme en el cuerpo muchas ganas de más.

Sierra de bandoleros, abrupta y quebrada.
De jara, tomillo y romero.
Madroños, alcornoques, cerezos... 
Emoción en estado puro. 

Pero mejor cierro la boca y me limito a dejar unas imágenes, bocetos de algunos colores de la Calderona. 
¡Saludetes!