domingo, 18 de mayo de 2014

Paso en mayo y otras cosas.

Sigue la cosa liada en cuanto a tiempo para salir, pero se hace lo que se puede. Este mes -y siguiendo lo que se está convirtiendo en norma- apenas han sido algunos ratos de escapada para ver 4 cosillas. Tampoco al blog le echo los ratos que quisiera, así que ahí va un popurrí. Y como es costumbre también, para no dejar el regusto amargo empiezo por la mala nueva aunque sea de lo más reciente.

La colonia de aviones comunes del polideportivo del Puig parece que se pierde definitivamente, al menos donde estaba. Anteayer viernes 16 me robé 10 minutos para revisar el rincón y me da bastante rabia haber acertado: los aviones no han querido aceptar el guetto que les han asignado. Llegué a ver algunos bocetos de nido adosados a la tela metálica pero todos incompletos. Es su único cometido reproducirse y a eso vienen, así que se encabezonan en intentarlo perdiendo un tiempo y energía preciosos. Tan solo un par de nidos pegados a las columnas tenían actividad y aunque eché un vistazo rápido por los alrededores no conseguí encontrar ni rastro de nidos.

Limícolas en Tancat de Milia. Waders in Tancat de Milia.Correlimos de Temminck (Calidris temminckii) Temmink's Stint
En cuanto al paso observado que da título a esta entrada, pues la verdad es que si tengo en cuenta el tiempo dedicado, no me puedo quejar para nada. Entre los paseriformes he podio observar colirrojo real, tarabilla norteña, mosquiteros musical y papialbo, bisbita alpino, subespecies "norteñas" de lavandera boyera, collabas rubia y gris, currucas carrasqueña y mosquitera; buscarla pintoja, umm, seguro que me dejo alguno. También abejeros, algún milano, carraca, cerceta carretona... Pero por aquí, con la Marjal dels Moros y la Albufera a mano las vedettes son los limícolas. Archibebes comunes y oscuros, andarríos bastardos, agujas, zarapitos, combatientes, canasteras... el género Calidris ha estado pobremente representado con cifras bastante bajas pero una especie ha sido la estrella: el correlimos de temminck (Calidris temminckii), un migrante (bastante) escaso pero que este año ha sido muy fácil de observar por ejemplo en Tancat de Milia. El día 7 el compañero Pedro Marín observó 14 individuos, cifra muy notable, en este punto. Y también P. Marín en Tancat de Milia se apuntó nada menos que dos megararezas: correlimos culiblanco (Calidris fuscicollis) en la última semana de abril y correlimos falcinello (Limicola falcinellus), éste ya en la primera semana de mayo. Aunque no tengo nada de twicher no me hubiera importado acercarme a verlos pero lamentablemente no tuve oportunidad, así que si queréis ver alguna foto, en los enlaces de arriba están.
 

Uy! se me olvidaba: una delicatessen que sí pude ver la semana pasada en Tancat de Milia fue la gaviota enana (Hydrocoloeus minutus). No es ni mucho menos tan difícil de ver por estos lares como los dos correlimos de arriba; el año pasado la ví incluso aquí en el Moro, pero no deja de ser una cita más que interesante y desde luego alegra el día. También su primo lejano el fumarel común se ha dejado ver este año por el moro y solo echo en falta al aliblanco... no puede ser todo y menos si no se invierte algo de tiempo. De todas formas, hablando de tiempo, aún quedan coletazos de paso, nunca se sabe :)

Pude compartir esta misma semana media jornada de anillamiento científico con mi amigo y maestro Raúl, que durante varios años lleva adelante una estación de anillamiento en el Carraixet contra viento y marea. Al igual que en la estación de Milia pudimos comprobar que las aves locales ya están en plena reproducción -algunas listas para ir a por la segunda pollada- mientras los reproductores trasaharianos están calentando motores. De allí además de muy buen rato me traje una foto de avetorillo.


Por último, hoy mismo por la mañana me he subido con mi hija al pico que hace guardia a Puçol: el Pîcaio. Un paseito de montaña con la niña, sin pretensiones ni cámara ni nada, pero como siempre con los prismáticos al cuello que me ha permitido observar dos especies nuevas en el lugar: roquero solitario y golondrina dáurica. Al primero nunca lo había observado en el Picaio, aunque la zona es propicia. He podido verlo fugazmente 3 o 4 veces pero durante un intervalo de al menos una hora e incluso la primera vez llevaba algo en el pico. Y luego la dáurica, que he visto en paso sobre el Picaio un par de veces pero que hoy andaba por la zona con movimientos claramente locales... esta misma semana intento escaparme y confirmar que siguen por la zona.